Cantó, bailó, festejó la música y a su homólogo argentino Carlos Gardel, a quien calificó de genio, y regaló al final más de 200 rosas blancas y rojas a las damas que se agolparon junto al escenario tratando de estar entre las privilegiadas que las recibían.
Roberto Carlos, el famoso cantautor brasileño, llenó el Teatro Anayansi de Atlapa este 10 de mayo, en lo que fue una velada inolvidable para las miles de personas que desde las seis de la tarde formaban fila ansiosas por escuchar al baladista que deleitó con 20 de sus más gustados temas.
Desde que salió al escenario, a las 8:35 de la noche el público, entusiasta lo filmaba, fotografiaba y le gritaba frases de elogio, cariño y felicidad por poder disfrutar de su talento. En todos los temas que cantó, la audiencia cantaba con él el coro o toda la canción y le reiteraba su amor con hurras y expresioens como “¡te amo!”, “¡eres lo máximo!”, principalmente. También desde el puesto hacía olas, lo saludaba, le tiraba besos o se tomaba wifies con el escenario al fondo.
Agradeció a Panamá “por tanto amor y tanto cariño”. Uno de los miembros de su banda, según explicó es un gran surfista y dijo que si querían ir a verlo surfear en Playa Venado, que madrugaran, a las 5:30a.m. podrían verlo surfear. De lo contrario, tendrían que pagar mucho dinero para ir a verlo a surfear en Hawaii.
Entre los temas con los que cautivó a los espectadores, que pedían y eran complacidos, estuvieron ‘Un millón de amigos’, ‘Qué será de ti’, ‘Cama y mesa’, ‘Detalles’, ‘Desahogo’, ‘Lady Laura’, ‘Te propongo’, ‘Cóncavo y convexo’, ‘Mi cacharrito’, ‘El gato que está triste y azul’, ‘Ese tipo soy yo’, ‘La distancia’, ‘El día que me quieras’, ‘Si el amor se va’, ‘Mi amigo’ y Jesucristo.
‘Un millón de amigos’ fue el tema con el que abrió el concierto y lo volvió a cantar en una de las tres ocasiones en que daba por terminada la velada musical, pero el público no quería que se fuera y lo hizo volver al escenario con un impresionante coro: “¡otra!’, ‘¡otra!’, ‘¡otra!…”
Entonces él complació con ‘Amada amante’, la primera vez; ‘Un millón de amigo’, la segunda y ‘Solamente una vez’, la tercera ocasión, con la que concluyó una noche memorable en que miles en Panamá volvieron a aplaudir, después de 30 años, a su amado Roberto Carlos, que desde el primer momento estableció ese lazo de amor con sus queridos fans, entre los que había un coterráneo que toda la noche cubierto a modo de capa con una bandera de Brasil la movía como si volara, en una interminable danza de felicidad y cantó al unísono, con él, una tras otra, las 20 canciones.
Fue un derroche de música romántica, anécdotas por el dicharachero y carismático cantante que bailó, cantó en español y portugués, exaltó uno por uno a los miembros de su banda, RC9, manifestaciones de gozo por el auditorio, compuesto principalmente por adultos mayores y personas maduras. Había varias personas en sillas de rueda.
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Dijo que entre las tres cosas que más disfruta en la vida está el sexo y el helado de fresa.
Fue explicando cómo nacieron las canciones que iba cantando, rememoraba situaciones, emociones y otros detalles. El público, aplaudía, gritaba, estaba gozoso.