Show. El cantante brasileño consiguió reunir más de 10 mil personas en el Jockey Club. Hizo un recorrido por su historia musical y regaló rosas.
Fue una cita con el romance y la melancolía. El ídolo brasileño Roberto Carlos consiguió conmover con sus canciones y su voz intacta a las más de 10 mil personas que asistieron a su show del martes en el Jockey Club.
Vestido en elegante terno azul eléctrico, el intérprete de 77 años se hizo esperar un poco antes de salir. Sobre las 9:15 de la noche, apareció en el escenario, secundado por 13 músicos, igual de maduros que él. A todos ellos no los presentó solo como músicos, sino como sus amigos pues lo acompañan desde hace muchos años en su periplo artístico. “Son de los mejores músicos del mundo”, repetía el artista.
El show inició con palabras de agradecimiento y un devenir de temas tan queridos por el público como ‘Qué será de ti’ y ‘Cama y mesa’.
Entre el público, un desfile de damas y caballeros entrados en años lo aplaudían a rabiar con pancartas que le hablaban de amor escritas a mano. Pero también jovenzuelos en sus 20 y 30 que acompañaban a sus padres, suspiraban por el hombre pausado y sereno que contaba una historia antes de entonar cada canción.
‘Detalles’, uno de sus temas más emblemáticos, llegó en versión acústica con Roberto Carlos sentado solo con su guitarra, luego le tocó el turno a ‘Desahogo’.
“La siguiente canción es una que cada vez la canto con más amor”, dijo Roberto Carlos para presentar ‘Lady Laura’, el tema que le compuso a su madre, doña Laura Moreira Braga, en 1978. De hecho, ese himno al amor más sublime del mundo tiene un antes y un después de la muerte de su progenitora en el 2010.
Siguieron ‘Yo te propongo’, ‘Cóncavo y convexo’ y ‘La carcachita’, hasta que el intérprete hizo otra pausa.
“Esta es una canción con la que gané el Festival de San Remo, al cual me llevó mi madre. La compusieron en español y fue un gran éxito en Hispanoamérica, mas no en Brasil porque nunca grabé la versión en portugués, ya que nunca entendí bien lo que quería decir porque en verdad nunca he visto un gato azul”, contó el intérprete antes de iniciar la melodía del famoso piano que antecede a ‘El gato en la oscuridad’, quizás una de las canciones más tiernas de su repertorio.
El setlist continuó con ‘Esa mujer’, que canta a dúo con el español Alejandro Sanz, y ‘El día que me quieras’ con el que recordó al gran Carlos Gardel.
El final de la jornada llegó con ‘Amigo’ y ‘Jesucristo’ con el que se despidió del público agradeciendo a Dios por todo. Lo que vino a continuación fue un público que rompió el protocolo y corrió a su encuentro al pie del escenario para aplaudirlo de cerca y recibir –con suerte– algunas de las rosas rojas y blancas que Roberto Carlos lanzó a sus excitados fans.