El artista interpretó temas de los compositores para celebrar 50 años de cantar en castellano; el brasileño hizo un recorrido por sus grandes éxitos; “Detalles”, entre ellos
Un fuerte chaparrón en la anochecida del pasado sábado, en algunas franjas de la Ciudad de México, no impidió la afluencia masiva de miles de admiradores del cantautor brasileño Roberto Carlos a la Arena Ciudad de Mexico donde ofreció el segundo programa de la ‘Gira 50 años cantando en español’ respaldada por el álbum Primera Fila (Sony Music, 2015) elaborado en los legendarios Estudios Abbey Road (EMI Records) de Londres donde el cuarteto británico The Beatles grabó la casi totalidad de su discografía en los años 60/70.
Expectaciones excedidas en las graderías, balcones y plateas del recinto de espectáculo de Azcapotzalco. Mozos, sesentones y familias enteras se han dado cita para escuchar a un cantante muy querido en toda America Latina, España y Portugal. Son las 21 horas con 34 minutos: se apagan las luces. Una alfombra blanca y azul hace juego con el traje marino del hombre que entra al escenario. Doce músicos y un conductor hilan los acordes de “Emociones”: brazos abiertos del vocalista escoltados por aplausos: “Qué placer, qué gusto volver a verlos, maravilloso estar con ustedes, en este país que tanto me ha dado siempre, sobre todo amor. Quisiera preguntarles cosas, pero creo que mejor canto, lo hago mejor que estar hablando”, exclama el hijo de Espírito Santo, Brasil.
Y la melancolía ingresa: el público la recibe con enardecimiento: linderos románticos en “Qué será de ti”, coqueteo eróticos en “Cama y mesa”: la gente corea, la gente sisea en inocente y mansa concupiscencia. Clústeres del piano que elucidan un himno que se llama “Detalles”: el brasileño se apropia de la tonada melódica guitarra en mano. Silencio cómplice. La pareja que está a mi lado se besa suavemente, la muchacha de la fila de atrás, justo a mi espalda, la canta con derramada precisión. Rumor que se expande por la redondez de la Arena: “Un gran amor no va a morir así / por eso de vez en cuando / tú vas a acordarte de mí”: “Detalles”: uno de los grandes momentos de la balada.
“Mi experiencia me ha enseñado que el asunto es cuando ella quiere, tenemos que estar listo para ese momento”, bromea el intérprete de “El portón”. “Desahogo”, “Lady Laura”, “Mujer pequeña” y “Te amo, te amo, te amo” prorrumpen encadenadas y adyacentes. Cuenta que una vez le preguntaron “las tres cosas que más me gustan: fui sincero. La segunda es el sexo y la primera sexo con amor. La tercera un buen helado de fresa y chocolate. La combinación de sexo con helado es perfecta”. Y se escuchan los bemoles de “Propuesta”, “Cóncavo y convexo”, “Ese tipo soy yo”, “La distancia”, “Amigo”, “Jesús Cristo”, “El día que me quieras”, “Si el amor se va”… El cantautor se despide lanzando rosas blancas y rojas a los asistentes.
Euforia. A mi lado, un señor de unos sesenta años llora y aplaude. Encore: “Amada amante” y “Solamente una vez”, de Lara. Once y cuarenta de la noche, últimos minutos del sábado: un coro gigante entona “Un millón de amigo”. Banquete romántico inolvidable. ¿Quién lo duda?: Roberto Carlos es la consciencia sentimental de la canción latina.
Lara y Gardel acompañan festejo de Roberto Carlos – La Razón